EDITORIAL
LA URGENCIA DE NUEVOS LIDERAZGOS INDIOS
Este 2024 una de las noticias que afectan más al movimiento
y organizaciones indígenas es la división de su instrumento político (MAS). Y
la preocupación no es menor, pues es el único instrumento (no hay otro partido
indígena) y el único líder prácticamente están desapareciendo.
Pero el problema de un partido y un líder político no es
asunto nacional, o al menos no debería serlo. Lo es en la medida que ese
partido no fue por obra solo de ese partido y ese líder no se hizo así mismo,
ni su representatividad le pertenece solo a él.
Hace casi 20 años emergieron dos líderes importantes dentro
del movimiento indígena. Uno de ellos, Morales logró coronarse como máximo líder,
en cambio el otro quedó relegado.
En 14 años de llunkerío, los movimientos indígenas y sus líderes
no se preocuparon por la renovación y tampoco formaron y apoyaron nuevos
liderazgos. Felipe Quispe está muerto y todo lo que fue quedó en el olvido, y
aunque uno de sus hijos hoy ocupa un cargo político, no se necesita meditar
mucho para prever su estrepitoso fracaso: nunca más volverá al poder, excepto
quizás como empleado. Evo Morales se encuentra peor, está muerto en vida, y
aunque sigue hoy haciendo un par de pataleos de ahogado, tal como decían sus
seguidores: solo es un cadáver político
Evidentemente esto fue responsabilidad única de los
caudillos. Quispe no heredó el liderazgo a su hijo y Morales se corrompió en
los fáciles caminos del poder. Pero ambos comparten algo en común, no pensaron ni
actuaron en pos de un futuro. Y una de las medidas importantes que deben
tomarse para este propósito, es la formación de nuevos liderazgos.
Hoy por hoy los llunkus pululan en redor de uno u otro líder
esporádico, pero la situación empírica muestra que no existen tales liderazgos.
Es preciso pues encaminar de nuevo un proceso lento y quizá doloroso para la
organización del movimiento indígena, con la experiencia acumulada y bajo las
nuevas circunstancias.
En resumen, estas muestran que el dislate del caudillo no
lleva a nada bueno. Y en relación a las nuevas condiciones, estas no están
determinadas tan solo por las tecnologías, también lo están por el cambio de la
sociedad y sus aspiraciones.
El nuevo líder debe identificar con claridad este nuevo
horizonte sin perderse en modas progres o modas libertinas, debe responder a las
necesidades de la población que también ha cambiado y va acumulando necesidades
y aspiraciones para una nueva historia en la que la colonización esté ausente.
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